Ruta de fe, ruta de desarrollo

En el Huila tenemos un activo que no depende del ciclo político ni del algoritmo: la fe organizada que mueve personas, economías y relatos. Nátaga, con su devoción a Nuestra Señora de las Mercedes, es el corazón de esa ruta; el 24 de septiembre es el pico anual de peregrinación y no es un dato menor: es la fecha alrededor de la cual debería girar un plan maestro de logística, seguridad, servicios y promoción para todo el occidente del departamento.  

La “Ruta de la Fe del Occidente del Huila” existe en el mapa y puede existir como producto maduro: Ruta 45 → Paicol (33 km) → Nátaga (18 km) y conexión con La Plata/San Andrés. Esto debe traducirse en señalización unificada, narrativas culturales coherentes y formación de actores locales —línea que, por cierto, ya viene empujando el departamento y que hay que escalar—.  

El diagnóstico es directo: la experiencia del peregrino hoy depende demasiado de la buena voluntad de la comunidad y poco de un diseño operativo de evento de afluencia masiva. Hay que institucionalizar un PMU (Puesto de Mando Unificado) para las fechas altas, con anillos de seguridad, control de aglomeraciones, rutas peatonales, parqueaderos satélite, puntos de hidratación, baños y atención prehospitalaria. La fe convoca; el Estado garantiza que nadie se pierda, se accidente o quede desatendido. Y sí: toque a Policía, Defensa Civil, Cruz Roja y hospitales tener un guion claro y público.

La formalización no es un capricho: es lo que separa la precariedad del crecimiento. Todo prestador debe estar en el RNT, cumplir los estándares de la Ley 2068 de 2020 (calidad, sostenibilidad, parafiscal) y, en alojamiento, contar con póliza de responsabilidad civil. Eso blinda al peregrino y abre la puerta a cofinanciación y promoción nacional.  

En producto turístico, no vendamos solo misa y procesión. Sumemos: rutas guiadas por el santuario y su historia, talleres de oficios devocionales (velas, flores, imaginería), mercados campesinos curados, y combinaciones con aventura en Paicol (rafting, cascadas) para familias que quieran extender su estadía. Todo bajo manuales de turismo responsable (residuos, ruido, fauna doméstica, consumo de agua) y señalética que educa sin regañar.  

La promoción tiene que salir del flyer improvisado. Calendario único (Semana Santa, 24 de septiembre y novenas), web oficial con información real-time de misas y cupos, QR en atrios para mapas, y pauta segmentada: diáspora huilense, turismo interno regional (Cauca–Tolima–Caquetá) y público de nicho (coros, grupos marianos, colegios). El portal oficial del Huila y las páginas de Nátaga deben ser la fuente de verdad —actualizada—, no un collage de redes.  

Seguridad y confianza son el cuello de botella. En contextos de orden público tensos, los eventos religiosos tienen que demostrar preparación: revisión de artefactos prohibidos, protocolos de evacuación, iluminación de rutas nocturnas, radios y cobertura celular reforzada. Si el mensaje es “ven tranquilo con tu familia”, hay que medirlo con indicadores: tiempo de respuesta del PMU, incidentes por mil asistentes, ocupación hospitalaria y satisfacción del visitante (encuesta corta vía QR). Nada que no se pueda hacer con tablero público y corte semanal en temporada.

Los números mandan. La Gobernación llegó a estimar hasta 300.000 peregrinos al año para el santuario (concentrados en septiembre); si esa cifra hoy cambió, midámosla con contadores de flujo y registros en templos. Sin línea base, no hay gestión. Con ella, sí podemos pedir más policía turística, recursos de Fontur, señalización y mantenimiento vial, y microcrédito para posadas y restaurantes formales. 

Finalmente, gobernanza: mesa permanente de turismo religioso (Gobernación, alcaldías, diócesis, Policía, gremios y comunidad) con metas trimestrales; adopción de la Política de Turismo Cultural como hoja de ruta; y sostenibilidad como estándar, no como discurso. Si alineamos fe, logística y calidad, Nátaga deja de depender del milagro y se vuelve lo que debe ser: ancla de una economía territorial con identidad.  

Postdata necesaria. Planificar el 24 de septiembre empieza hoy: inventario de riesgos, contratación de señalización, capacitación de prestadores y campaña de formalización. Después sí hablamos de cámaras y likes.

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