El juego del gato y el ratón

La movilidad en Neiva se ha convertido en un juego del gato y el ratón. Como es de esperarse, el rol que más corre peligro es siempre el del ratón. La reciente muerte de dos jóvenes en medio de una presunta persecución injustificada es un reflejo doloroso de un sistema roto, que dejó corazones de madre destrozados y un eco de preguntas sin respuesta.

¿Por qué en nuestras calles el reto es correr de la muerte? Basta con mirar las cifras: en lo que va del año se registran 55 homicidios, de los cuales 28 corresponden a sicariatos relacionados con rentas criminales y 3 a atracos, según lo informó Gustavo Patiño. La violencia se volvió paisaje cotidiano y, ahora, también parece entrelazarse con las encrucijadas del sistema de tránsito.

Un sistema que, más allá de prevenir, reproduce desigualdades. Todos sabemos que aquí no siempre gana el que cumple la norma, sino el que tiene influencias o contactos. Como se rumora en la calle: “a los de tránsito les piden que multen a todos los que puedan”. Y no es casualidad que las multas, muchas veces millonarias, caigan sobre quienes menos pueden pagarlas. Basta recordar el reclamo que en su momento hacía Jaime Garzón: ¿por qué un conductor debe pagar varias veces por demostrar una misma competencia? Al final, lo que importa no es la seguridad, sino el recaudo.

La corrupción, que solo ve cifras y no personas, esta vez se tradujo en tragedia. Dos jóvenes que se preparaban para ser profesionales perdieron la vida en un episodio que pudo evitarse. Aunque la Personería Municipal de Neiva ya se manifestó y prometió una investigación, la verdad es que la confianza ciudadana está cada vez más debilitada.

Es necesario repensar el papel de las autoridades de tránsito y de seguridad en la ciudad. No podemos seguir aceptando que la norma sea excusa para la persecución desmedida, ni que la corrupción tenga licencia para cobrarse vidas. Estas muertes deben convertirse en un punto de inflexión: porque en una sociedad donde los jóvenes terminan huyendo no de la infracción, sino de la muerte, lo que está fallando no son ellos, sino el Estado.

Share this content: